La diarrea es el efecto adverso más frecuente cuando se toman antibióticos y la alimentación puede evitarlo.
Con los antibióticos no solo se eliminan las bacterias que nos están enfermando; desafortunadamente, también destruyen parte de nuestras bacterias buenas. Por suerte, en la alimentación tienes una aliada. Te explicamos lo que más te conviene comer… y también lo que debes evitar.
Indice
toma Yogur, kéfir y otros probióticos
Estos alimentos con microorganismos vivos previenen la diarrea, quizá el efecto adverso más frecuente cuando se toman antibióticos, y reducen su duración y severidad si ha aparecido.
Elige entre yogur, kéfir, quesos frescos fermentados, miso (pasta de soja fermentada que puedes diluir en un caldo), chucrut…
Toma al menos 2 raciones al día de yogur (sin azúcares ni edulcorantes artificiales) u otro probiótico. Y hazlo tanto el tiempo que te mediques como los 4 o 5 días posteriores.
Es importante que dejes pasar al menos 2 horas entre la toma del antibiótico y la de este tipo de alimento para evitar que el primero destruya a las bacterias que contiene el segundo.
Coles y más alimentos ricos en vitamina K
Este micronutriente interviene en la coagulación de la sangre y en la producción y función de la proteína más abundante en el hueso (la osteocalcina). Y es la flora intestinal quien la produce.
Aunque es poco probable que nos falte (el hígado suele tener reservas), tomando antibióticos mucho tiempo sí puede darse ese déficit. Por eso, ahora conviene tenerlos muy en cuenta y reforzar la dieta en alimentos ricos en este micronutriente.
Toma verduras de hoja verde (espinacas, acelgas, lechuga…) y crucíferas (coles, coliflor, brócoli, etc.). También la contienen los cereales integrales, el queso, la carne roja y los huevos.
Lo que no puedes comer si tomas antibióticos
Del mismo modo que algunos alimentos pueden ayudarte durante el tratamiento con antibióticos, otros pueden perjudicarte.
Bebidas alcohólicas
Conviene evitar beber alcohol durante todo el tratamiento hasta 48 – 72 horas después de haberlo finalizado porque el alcohol puede reducir el efecto del fármaco y hacer que aumente el riesgo de resistencia a los antibióticos.
Con ciertos antibióticos, como el metronidazol, el tinidazol, la doxiciclina y el linezolid, no se debe tomar ni una sola gota de alcohol, porque esta combinación puede provocar efectos muy graves para la salud: alteración del ritmo cardiaco, aumento de la presión arterial, daño hepático…
Pomelo
Esta fruta, tanto entera como en zumo, puede presentar interacciones con ciertos antibióticos (y también con otros medicamentos).
¿El motivo? Contiene flavonoides (especialmente, la naringenina) que inhiben la actividad de algunas enzimas presentes en el tracto intestinal y en el hígado… y estas, precisamente, participan en la biodegradación de algunos medicamentos. Consecuentemente, el fármaco no se biodegrada (permaneciendo activo) y aumenta su concentración en la sangre.
Si aún así se opta por tomar pomelo, conviene dejar tiempo entre el alimento y el antibiótico, y no tomarlo en las 2 horas anteriores a la toma de la medicación ni en las 5 horas posteriores.
Leche
Algunos estudios han mostrado que el exceso de calcio interfiere con la absorción de algunos antibióticos.
Estas investigaciones se han centrado en la leche, los derivados lácteos con alto contenido en calcio y los alimentos enriquecidos con este mineral.
Grasas en exceso
Conviene reducirlas mientras se toman estos fármacos. Un estudio realizado en la Universidad de California en Davis (EE. UU.) han demostrado que tomar una dieta rica en grasas (especialmente saturadas y trans) mientras se sigue un tratamiento con antibióticos aumenta significativamente el riesgo de desarrollar enfermedad intestinal preinflamatoria.
Los investigadores sospechan que la combinación de grasas y antibióticos afecta a las mitocondrias de las células de la pared del colon, provocando una fuga de oxígeno hacia el intestino, causando desequilibrio bacteriano e inflamación.
Menús que puedes hacer mientras tomas antibióticos
Organiza bien tus menús y conseguirás que el tratamiento sea más efectivo. Te damos varias opciones para las tres comidas principales del día.
Desayunos: Infusión si edulcorar, tostada con canónigos y tortilla francesa, y yogur con bifidocaterium. O café sin edulcorar, 1/2 sándwich con tomate y pechuga de pavo y kéfir.
Comidas: Sopa de garbanzos con acelgas, miso y caldo de ave, dorada al horno con ensalada y mandarinas. Aunque quizá prefieras un plato de rúcula y canónigos con mango y granada, de segundo conejo con setas, arroz y chucrut, y manzana al horno de postre.
Cenas: Crema de brócoli con semillas, caballa al horno con tomillo y kéfir. También es una buena idea tomar escarola con aguacate, tomate y rabanitos, tortilla de calabacín, cebolla y patata, y yogur con bifidocaterium.
cuando dejes los antibióticos toma prebióticos
Los alimentos con efecto prebiótico no solo estimulan el crecimiento, la proliferación y la actividad de las bacterias buenas; también pueden reducir el crecimiento de algunas dañinas. ¿Y qué son? Carbohidratos que el cuerpo no es capaz de digerir, como la fibra y el almidón resistente, y que son “alimento” para la flora.
¿Por qué debemos moderarlos mientras tomamos el fármaco? La fibra puede disminuir la velocidad a la que se vacía el estómago, y con ello ralentizar la velocidad a la que se absorben los antibióticos. En cambio, sí interesa aumentarlos una vez completado el tratamiento.
Dentro de este grupo están las bayas, el plátano, las alcachofas, los espárragos, el ajo, el puerro… También tienen efecto prebiótico, los alimentos ricos en almidón resistente: legumbres, avena, frutos secos y semillas, y la patata y el arroz que se enfrían una vez cocidos y se comen al día siguiente.