El arte inspira, educa, entretiene y forma a los niños. Pero el universo creativo del arte adquiere enfoques distintos: las dinámicas sensoriales conectan de forma directa con el plano de la experiencia, las sensaciones y los sentidos. Por ello, los talleres y ejercicios de arte sensorial para niños potencian la imaginación, el desarrollo estético y la observación de la belleza.
Cuando la experiencia artística va más allá de lo visual
El niño se convierte en autor, creador y artista. Es decir, interactúa con materiales que alimentan los sentidos. El arte sensorial es una forma de descubrimiento puesto que propicia la observación de la realidad. Aunque también es un modo de expresión a través del que una persona comunica información sobre su propio mundo interior.
Favorece el entrenamiento y el desarrollo de los sentidos. Aporta un entrenamiento que es clave para aprender a identificar y reconocer nuevos matices. El niño participa activamente en un proceso creativo que se enriquece con su propia esencia. El sentido de la vista adquiere una relevancia especial en la observación de las obras que se integran en un museo.
El arte sensorial potencia la accesibilidad y la inclusión
A través de la atención y la contemplación, el visitante percibe los aspectos que componen la obra. Pero el arte va más allá de lo visual, y así lo muestran aquellos procesos creativos que tienen un componente sensorial. En ese caso, el camino se enriquece con la implicación del tacto, el gusto, el olfato o el oído. Es decir, lo real se desvela desde un enfoque holístico. Y la belleza no solo se percibe por medio de la mirada.
El arte sensorial también favorece la accesibilidad a la cultura. Potencia la inclusión y la integración personal. Más allá de las posibles limitaciones, todos los niños disponen de recursos y capacidades para experimentar la realidad.