De vez en cuando aparecen nuevos términos en cosmética y belleza sobre los que no se sabe muy bien qué significan y en qué consisten. Es algo muy habitual al hablar de tendencias, productos y tratamientos. Dentro de los últimos términos que han llegado está el multitasking. Una palabra que tiene un significado muy sencillo porque consiste en utilizar dos o más mascarillas faciales en distintas zonas del rostro para atender todas sus necesidades específicas. Pero no consiste solo en aplicarlas, hay que saber bien cómo utilizarlas para beneficiarse de ellas y lucir una piel perfecta.
Tipo de piel
El multitasking requiere conocer muy bien las necesidades de la piel y el tipo de cutis que se tiene para realizar el tratamiento de una manera específica y correcta. Por ejemplo, con una piel mixta o grasa, la mejor opción suele ser una mascarilla de arcilla verde o détox para aplicarla en la zona de la frente, nariz y barbilla.
De esta manera, se pone el foco en eliminar las impurezas del rostro y en contrarrestar el sebo. Esta mascarilla debe combinarse con otra que sea hidratante para aplicarla en la parte de las mejillas.
En el caso de tener una piel seca, el multitasking se aplica usando una mascarilla iluminadora para la zona de la frente y bajo el hueso de los ojos. En las mejillas y la zona de la barbilla, se debe recurrir a una mascarilla reafirmante.
Y, finalmente, en las pieles sensibles, las mascarillas más idóneas son las calmantes o antirrojeces en la zona de las mejillas y frente, aparte de extender una purificante en el mentón porque es ahí donde suelen aparecer más erupciones.
Ojos
Aunque se haga uso del multitasking, no es conveniente olvidarse de la zona de los ojos para conseguir una mirada más joven y despierta. Para ello, la clave está en parches específicos para esta zona del rostro porque contienen activos descongestionantes y antiedad.
En consecuencia, con su uso, se van consiguiendo borrar las bolsas y las ojeras y se previenen las arruguitas o bien se disimulan las temidas patas de gallo.