Más de tres décadas tuvieron que pasar para que la escudería del Cavallino Rampante volviera a lo más alto del podio en el autódromo Hermanos Rodríguez, y lo hizo de la mano del español Carlos Sainz, quien dominó la carrera con autoridad desde el inicio.
Ayer, 154 mil personas acudieron al Gran Premio de México, mientras que a lo largo de los tres días se registró una asistencia total de 405 mil espectadores.
Sainz no tuvo que remontar; todo salió a la perfección para el piloto de Ferrari, quien parecía volar sobre el asfalto. Lando Norris (McLaren) llegó en segundo lugar, seguido del monegasco Charles Leclerc, que perdió la segunda posición en las últimas vueltas tras una maniobra espectacular del británico.
Por otro lado, los Red Bull vivieron una jornada para el olvido. El campeón vigente, Max Verstappen, fue penalizado en dos ocasiones por incidentes con Norris, lo que le costó 20 segundos y lo alejó de cualquier posibilidad de podio.
El mexicano Sergio Pérez tampoco logró escapar de su mala racha en casa. Si el año pasado un accidente lo dejó fuera en la primera vuelta, este año terminó último de los 17 autos que completaron la carrera. Pérez fue penalizado con 5 segundos por una salida en falso, y más tarde, problemas técnicos con su monoplaza, que han sido recurrentes durante toda la temporada, lo relegaron aún más.
Ferrari, en cambio, parecía transfigurado en viento. Sainz y Leclerc, a bordo de sus bólidos rojos, se desplazaban sin resistencia, casi etéreos, mientras los demás pilotos luchaban por acercarse a su estela. Pero el incansable Lando Norris no les perdió la pista y, en una acción magistral, rebasó al monegasco para asegurar la segunda posición.
Mientras tanto, Checo Pérez parecía luchar contra un destino cruel. Tras una arrancada prometedora que lo llevó a escalar cinco posiciones hasta el decimotercer lugar, un mensaje por radio lo puso en alerta: “Hay una investigación por esa salida”, le informaron. La sanción llegó y, con ella, la frustración de un fin de semana sembrado de obstáculos. Pérez batalló contra los rezagados, tuvo roces con Liam Lawson y, tras intentar rebasar a Lance Stroll, se quejó del mal desempeño de su auto, cerrando un amargo Gran Premio.
La pesadilla de Checo pareció revivirse cuando, en la primera curva del autódromo, Yuki Tsunoda (RB) y Alex Albon (Williams) se estrellaron, quedando fuera de la carrera. Por su parte, Fernando Alonso, quien celebraba ser el primer piloto en disputar 400 Grandes Premios, abandonó la competencia en la vuelta 15.
En la punta, la batalla era muy distinta. Los Ferrari dominaban la pista de manera impecable, con Sainz liderando seguido muy de cerca por Leclerc. Sin embargo, a menos de 10 vueltas del final, una orden por radio despertó el ímpetu de Norris: «¡Necesitamos tu mejor forma de conducir, ahora!». El británico no tardó en responder y, en un ataque fulminante, superó a Leclerc, quien por poco termina contra el muro.
Un poco más atrás, los pilotos de Mercedes protagonizaban su propia disputa. Lewis Hamilton finalmente superó a su compañero George Russell, tras una dura batalla por el cuarto lugar, y así cruzaron la meta.
«Tenía muchas ganas de ganar este título, lo necesitaba para mí», declaró Carlos Sainz tras su cuarta victoria de la temporada. «Quería una victoria más para Ferrari, y lograrlo aquí, con esta multitud, es increíble», añadió el piloto español, quien aseguró que México le infundió una gran fuerza en esta carrera. «Hay muchas cosas que me ligan a este país: el idioma, la gente; siempre me he sentido como en casa aquí», concluyó el hombre que, después de más de tres décadas, devolvió la gloria a Ferrari en el Gran Premio de México.