Un proceso de negociación puede ser muy constructivo para lograr acuerdos. Sin embargo, también es importante recordar que no todo es negociable en un vínculo afectivo. A continuación, ponemos el acento en cuatro aspectos que no deben integrarse en un proceso de estas características.
Indice
1. Contacto con amigos o familiares
Las personas que forman parte de tu vida merecen estar en ella al margen de lo que tu pareja opine al respecto. Tu mejor amigo, por ejemplo, no tiene por qué contar con su simpatía o su aprobación. Tu pareja es una persona importante en tu presente (pero no la única). Por tanto, no entres en la dinámica de negociar cuestiones relacionadas con el tipo de relación que mantienes con tus familiares directos o tus amistades.
2. Aquello que no quieres hacer porque es contrario a tus valores
Cuando una persona no es coherente con sus valores, puede experimentar un profundo malestar al actuar de forma contraria a aquello que cree que debe hacer. En las relaciones de pareja, incluso en las más felices, pueden producirse diferencias de opinión en torno a cuestiones que no admiten un único punto de vista. Sin embargo, aquello que no quieres hacer, porque es contrario a tus valores, no es negociable.
3. Cambiar para agradar al otro (el cambio debe ser interno)
El cambio puede ser muy positivo en el plano personal. Es decir, fomenta el crecimiento, la evolución y la felicidad. Sin embargo, la decisión final respecto a una rutina, un hábito o una transformación debe ser interna. En ningún caso debe partir de la manipulación, el chantaje o la coacción externa.
4. El respeto
Las posiciones de cada uno pueden ser muy diferentes. Pero el respeto es un ingrediente que debe convertirse en una condición esencial para el diálogo, el trato y la felicidad compartida en común (o el final definitivo de la relación).