El sector de los wearables sigue avanzando a pasos agigantados. Cada vez se lanzan dispositivos que tienen más funcionalidades y prestaciones. Y uno de los últimos en darse a conocer tiene una función importante e interesante. Se trata de un wereable que es capaz de detectar el estrés en las personas a través de la monitorización de los cambios en los niveles de cortisol mediante el sudor. Un sistema con el que es posible igualmente identificar enfermedades vinculadas. El desarrollo, en forma de reloj inteligente, llega desde Estados Unidos de la mano de un grupo de investigadores del Instituto de NanoSistemas de la Universidad de California (UCLA).
El dispositivo
Este wearable se basa en la monitorización de los cambios en los niveles de cortisol a través del sudor. La clave está en que esta hormona es la que libera el organismo en respuesta al estrés. Normalmente, su análisis se hace a través de pruebas de sangre para detectar enfermedades que generan niveles altos. Este dispositivo introduce así un importante avance para monitorizar las posibles variaciones de esta hormona.
El wearable utiliza el sudor para este monitoreo con el que se detectan los cambios en los niveles de cortisol de forma precisa, no invasiva y en tiempo real. De este modo, al llevar el dispositivo puesto, se leen esos niveles y es posible reaccionar ante un indicador bioquímico esencial del estrés.
Esto es especialmente importante porque las variaciones en los niveles de cortisol pueden ser indicativos de la presencia de trastornos psiquiátricos, como la depresión, pero también útiles para el seguimiento de los tratamientos.
Tecnología
En el diseño de este dispositivo se han empleado los avances previos en biotecnología portátil y transistores de biodetección realizados por el equipo de investigación. El reloj inteligente cuenta además con una tira de película adhesiva fina especializada en la que se recogen pequeños volúmenes de sudor medibles en millonésimas de litro.
Además, un sensor adjunto es el encargado de detectar el cortisol empleando hebras de ADN diseñadas –llamadas aptámeros-, para que una molécula de cortisol encaje en cada aptámero, que cambia de forma de una manera que altera los campos eléctricos en la superficie de un transistor.