¿Se ven mejores las cocinas con refrigeradores o frigobares?
Al diseñar o renovar una cocina, es habitual que surja una duda: ¿qué tipo de refrigerador elegir? Aunque los modelos de tamaño completo siguen siendo una apuesta segura, el frigobar se ha convertido en una alternativa cada vez más popular gracias a su tamaño compacto y a la facilidad con la que se integra en espacios reducidos, sin renunciar al estilo ni a la funcionalidad.
Si estás pensando en comprar un refrigerador, pero no te decides, aquí te damos las claves para acertar con tu elección y conseguir una cocina que combine diseño y funcionalidad y te permita optimizar la distribución del espacio.
Diseño y proporciones
Desde un punto de vista estético, el frigobar ofrece una ventaja evidente: su formato compacto. Al ocupar menos espacio y dejar más superficie visible, la cocina parece más amplia y ordenada. Es una elección muy valorada en estudios, apartamentos pequeños o cocinas abiertas al salón, donde cada centímetro cuenta.
Además, su tamaño reducido permite colocarlo bajo una encimera, dentro de un mueble o incluso en una zona de bar. Integrarlo visualmente es sencillo si se elige un acabado coherente con el resto de la cocina: acero inoxidable, negro mate o panelado, por ejemplo.
Por otro lado, los refrigeradores tradicionales, especialmente los de doble puerta o formato americano, son más grandes. Esto puede ser un acierto en cocinas grandes y modernas, donde se busca una pieza de impacto que sirva de punto focal. Sin embargo, en espacios pequeños puede provocar el efecto contrario y dar sensación de saturación.
No obstante, hay un pequeño inconveniente estético con los frigobares: si el entorno no está bien proporcionado, su tamaño puede hacer que parezca fuera de escala. Por ejemplo, colocado junto a muebles muy altos o voluminosos, podría perder protagonismo o verse desproporcionado. La solución pasa por jugar con la composición visual y adaptar los volúmenes, algo que los interioristas suelen tener muy en cuenta.
Uso cotidiano y comodidad
Aparte del diseño, la elección entre refrigerador y frigobar dependerá de tus hábitos de vida. Si cocinas a diario o haces compras grandes, el espacio extra de un refrigerador completo es difícil de igualar. Su capacidad para organizar alimentos por zonas, su sistema de conservación y la comodidad de acceso lo convierten en la opción más práctica para familias.
Por su parte, el frigobar es perfecto para quienes necesitan menos espacio. Puede servir como apoyo o como complemento para bebidas y snacks. Su bajo consumo energético y tamaño compacto lo hacen ideal para quienes priorizan la eficiencia o viven solos.
En cuanto al consumo y la ventilación, los frigobares suelen gastar menos energía en comparación con los refrigeradores tradicionales, aunque conviene instalarlos en zonas bien ventiladas para evitar sobrecalentamiento. Otro detalle a tener en cuenta es la altura. Al ser más bajos, obligan a agacharse con frecuencia, algo que puede resultar incómodo si se usan de forma intensiva.
En definitiva, ambas opciones son válidas, pero es importante que elijas la que mejor se adapte a tu estilo de vida y las dimensiones de tu hogar. Lo importante es que el diseño y la practicidad vayan de la mano para que la cocina se vea y funcione de forma eficiente.