Fort Worth (ciudad de Texas) se considera como el lugar donde comienza el Salvaje Oeste, un espacio-tiempo cuyo imaginario es eminentemente masculino. Entre los múltiples atractivos de la ciudad, destacaremos aquí el National Cowgirl Hall of Fame & Museum. Su misión es rendir homenaje a las mujeres cuyo valor e independencia también moldearon el Oeste, contribuyendo a rescatar la memoria femenina de este nicho histórico.
Cowgirls, mujeres independientes
Las cowgirls estaban acostumbradas a conducir el ganado por los peligrosos caminos de un territorio de frontera y asistir en o dirigir el funcionamiento de un rancho, con o sin un hombre al frente. Básicamente, llevaban a cabo las mismas tareas que cualquier cowboy.
Cuando se pusieron de moda los espectáculos al estilo «Buffalo Bill’s Wild West«, fueron grandes actrices: dominaban el arte y los trucos para cabalgar, tenían buena puntería y sabían usar el lazo tanto con el ganado como para deslumbrar con vistosos trucos. Calamity Jane, afamada defensora fronteriza y exploradora, tomó parte en estos espectáculos en los últimos años de su vida.
Con el tiempo apareció la rodeo girl y los vestuarios fueron evolucionando con un estilo acorde a las ocasiones.
El museo no acoge solamente material de archivo, presenta también testimonios orales y una colección de artefactos que incluye vestidos, premios, sombreros, hebillas de cinturón, pistolas, postales, la indumentaria de los caballos y un sinfín de objetos. Algunos de ellos pertenecieron a Annie Oakley, famosa tiradora originaria de Wyoming que se dedicó profesionalmente al espectáculo.
Por último, es importante darse cuenta que el museo no solamente honra el pasado. Regularmente reconoce el mérito a mujeres contemporáneas que destacan por las mismas cualidades de valor y resiliencia.
Mary Kay, una gran empresaria
En el otro extremo del metroplex se alza Dallas (Texas), cuya referencia más famosa quizás sea la telenovela homónima que a principios de los noventa nos pintaba un escenario lleno de trifulcas familiares entre rascacielos, negocios petrolíferos y ranchos.
El Mary Kay Museum se encuentra en Addison, una ciudad pegada al norte de Dallas.
Actualmente, Mary Kay Ash (1918-2001) es conocida a través de sus consultoras de belleza quienes ofrecen sus cosméticos en más de 37 países distintos. Igual que en el caso de las cowgirls, se trata de una figura muy poco conocida comparada con hombres de negocio. De nuevo, nos topamos con una historia de empoderamiento no únicamente individual, sino que aspira a mejorar la vida de todas las mujeres. Las instalaciones del museo recopilan ítems variadísimos relacionados con la vida de esta emprendedora: desde vestidos hasta los premios que recibió.
El punto de partida de Ash todavía hoy es experimentado por muchas mujeres: tras 25 años en el negocio de ventas como formadora, otro hombre (al que ella había capacitado) era ascendido por encima suyo, con el doble de salario. Lo que no fue común en la década de 1960 fue su reacción: dimitió para crear la empresa Beauty by Mary Kay junto a uno de sus hijos.
Sus vendedoras, tanto entonces como en el presente, son mujeres (actualmente puede contarse muy extrañamente algún hombre). Otra innovación importante fue no basar la compañía en la ley de la competencia feroz, sino en lo que bautizó como «Golden Rule» (Regla de Oro): el éxito vendría de poner a Dios primero, luego la familia y, tercero, la carrera profesional. En el momento de su muerte, la empresa generó más de 200 millones de dólares en ventas.
Visitar su museo es acercarse a la combinación de mujer de negocios, madre e individua que hizo todo lo que estaba en su mano para que otras mujeres pudieran progresar. También es un excelente lugar para comer a un precio muy justo.