Los lazos superficiales no son negativos en sí mismos, de hecho, enriquecen el ámbito de las relaciones personales. Sin embargo, dejan una profunda sensación de soledad cuando se convierten en predominantes. Es decir, cuando la persona no tiene una relación de plena confianza con alguien. ¿Cuáles son las cinco causas frecuentes de las amistades superficiales?
Indice
1. No existe un mismo nivel de interés
Algunos vínculos no se afianzan a partir de una base en la que existe una implicación similar. En ocasiones, las expectativas de amistad verdadera chocan con la realidad del otro. Así sucede cuando sus acciones y palabras no profundizan en el conocimiento mutuo.
2. Vínculos que solo se cultivan en Navidad o verano
A veces, los momentos compartidos se contextualizan en periodos muy concretos del año. En ese caso, no existe una continuidad en los planes. Esa situación crea vínculos superficiales, principalmente, cuando no existe una base previa de un pasado compartido en común.
3. Temas de conversación poco personales
Las relaciones superficiales son un reflejo del grado de confianza que une a los amigos. Los temas tratados son impersonales, es decir, se perciben con cierta distancia. De este modo, los protagonistas no se sienten vulnerables al hablar sobre sus miedos y esperanzas.
4. Vínculos que no se cultivan en la etapa inicial
Algunas relaciones tienen un gran potencial de futuro, sin embargo, esa expectativa no se materializa en la realidad. Así sucede cuando la intensidad de la conexión inicial queda en un recuerdo del pasado. En ocasiones, los amigos no se implican en esta etapa y, por tanto, la relación no evoluciona.
5. Causa frecuente de las amistades superficiales: exceso de autoprotección
En algunas circunstancias, la persona evita abrir su corazón tras haber experimentado varias decepciones importantes. Y el dolor no superado se manifiesta en la forma de afrontar las nuevas relaciones.
Cinco causas frecuentes de las amistades superficiales que, a su vez, son muy frágiles.