Algunas relaciones se estancan. Otras, por su parte, avanzan y evolucionan. La madurez trae nuevas oportunidades, pero también muestra una realidad diferente de los vínculos interpersonales. Enumeramos cinco dificultades de la amistad en la vida adulta.
Indice
1. Dificultad para conciliar horarios
A veces, el distanciamiento se materializa de manera gradual entre dos personas que tienen horarios poco compatibles. Sus agendas profesionales no muestran un punto de encuentro. En consecuencia, no disponen de las circunstancias favorables para concretar un plan a corto o medio plazo.
2. Dificultad para hacer amigos nuevos
Es una de las sensaciones frecuentes a partir de los 30 años. Especialmente, cuando el deseo de conocer amigos nuevos se compara con las vivencias previas de la adolescencia o la etapa universitaria. No se trata de una norma universal, puesto que cada persona hace un balance distinto de su biografía. Pero el tiempo libre se reduce con las responsabilidades de la vida adulta.
3. Resistencia al cambio, una de las dificultades de la amistad en la vida adulta
Es una dificultad que puede vivirse como protagonista o, de modo indirecto, por medio del contacto con alguien que muestra poca disponibilidad para salir de su zona de confort. Para que nazca una amistad entre dos personas es necesario que ambas alimenten su compromiso para consolidar el vínculo.
4. Ritmos diferentes
La amistad también muestra una dificultad frecuente en aquellas historias que comenzaron en la infancia, la adolescencia o después de los 20 años. Más allá de la conexión experimentada previamente, es posible que, en algún instante, los caminos de ambos se distancien.
5. Estrés y cansancio
Existen algunos factores del ámbito profesional que pueden interferir negativamente en la vida social y el tiempo libre. El estrés y el cansancio son dos posibles ejemplos. En ocasiones, el deseo de quedar con gente contrasta con la necesidad objetiva de descansar cuando llega el sábado (después de una semana agotadora).