Uruapan, Michoacán.-La noche del sábado, en plena celebración del Día de Muertos, la tranquilidad de Uruapan se vio abruptamente interrumpida. Durante el tradicional Festival de las Velas, el alcalde Carlos Manzo fue víctima de un ataque armado que le costó la vida, confirmaron autoridades del Gabinete de Seguridad.
De acuerdo con los primeros informes, el presidente municipal —integrante del movimiento ciudadano La Sombreriza— se encontraba en la plaza principal, conviviendo con habitantes y tomándose fotografías con un grupo de niños, cuando un sujeto armado abrió fuego en su contra.
Los escoltas que acompañaban al edil respondieron de inmediato, abatiendo a uno de los presuntos agresores y logrando la detención de dos personas más que intentaban huir del lugar. Durante el ataque, una persona del público resultó herida y fue trasladada a un hospital cercano para recibir atención médica.
Reacciones oficiales y despliegue de seguridad
El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, expresó su consternación y condena por el atentado, asegurando que “el crimen no quedará impune”.
Ramírez Bedolla informó que se activaron los protocolos de seguridad estatal y federal, con el objetivo de reforzar la vigilancia en Uruapan y apoyar las labores de investigación. Asimismo, instruyó a las fuerzas de seguridad a coordinarse con la Fiscalía General del Estado para esclarecer el ataque y llevar a los responsables ante la justicia.
“Estamos en comunicación permanente con las autoridades municipales y federales. No permitiremos que la violencia marque nuestras tradiciones ni nuestra vida pública”, enfatizó el mandatario estatal.
Un líder que desafió al crimen organizado
Con 40 años de edad, Carlos Manzo se había convertido en una figura visible dentro del panorama político michoacano, principalmente por su postura firme y abierta contra el crimen organizado.
En los últimos meses, el alcalde había denunciado públicamente la presencia de grupos armados en la región aguacatera de Michoacán, así como la infiltración del crimen en las estructuras gubernamentales locales. Sus declaraciones y exigencias constantes de mayor apoyo federal en materia de seguridad lo habían posicionado como una voz incómoda para distintos intereses en la zona.
Sus simpatizantes lo describían como un líder “sin miedo”, que prefería hablar de frente antes que guardar silencio ante las amenazas. En entrevistas recientes, Manzo advirtió sobre la expansión de grupos criminales y la presencia de mercenarios extranjeros en los bosques cercanos al municipio.
También hizo reiterados llamados al gobierno federal para incrementar los recursos destinados a la protección de Uruapan, un municipio clave en la economía nacional por ser uno de los principales productores de aguacate, el llamado “oro verde” mexicano.
Contexto de violencia en la región
El asesinato del alcalde ocurre en un momento especialmente delicado para Michoacán, una entidad marcada por la disputa territorial entre organizaciones criminales.
Las luchas por el control de rutas, tierras y comercio del aguacate han convertido a varios municipios, incluido Uruapan, en zonas de alto riesgo tanto para las autoridades como para los productores.
En los últimos años, la ciudad ha sido escenario de hechos violentos que incluyen masacres, secuestros y extorsiones, reflejando la complejidad del panorama de seguridad en la región. A pesar de los operativos estatales y federales, la presencia de grupos armados sigue siendo una constante que desafía a las instituciones.
El crimen de Carlos Manzo se suma a una larga lista de ataques contra funcionarios locales, líderes comunitarios y empresarios que han denunciado la violencia o la corrupción.
Luto y exigencia de justicia
El atentado ocurrido durante una celebración tradicional ha causado profundo dolor e indignación entre los habitantes de Uruapan. Vecinos, organizaciones civiles y representantes políticos han expresado su solidaridad con la familia del alcalde y su exigencia de que los responsables sean identificados y castigados.
En redes sociales, diversas figuras públicas y colectivos ciudadanos publicaron mensajes de condolencia. “No podemos permitir que la violencia silencie a quienes defienden a sus comunidades”, escribió uno de los mensajes más compartidos.
Mientras tanto, las autoridades han reforzado la seguridad en los alrededores de la plaza principal y suspendieron temporalmente los eventos del Festival de las Velas en señal de duelo.
Un llamado a la paz y la memoria
El ataque contra Carlos Manzo no solo representa una pérdida para la comunidad de Uruapan, sino también un golpe simbólico a la vida democrática y cultural del municipio.
La noche que debía celebrarse la memoria y la tradición mexicana se convirtió en un recordatorio de los desafíos que enfrenta el país en materia de seguridad y justicia.
Habitantes locales han colocado veladoras y flores en el sitio donde ocurrió el ataque, transformando el lugar del crimen en un espacio de homenaje. “Que su luz no se apague”, escribió una vecina sobre una cartulina colocada junto al altar improvisado.
El legado de Manzo, afirman quienes lo conocieron, quedará ligado a su lucha por recuperar la paz y dignidad de su municipio.
Reflexión final
El asesinato del alcalde Carlos Manzo vuelve a poner sobre la mesa una realidad ineludible: la violencia que afecta a Michoacán no solo amenaza la seguridad de sus habitantes, sino también la estabilidad de sus instituciones.
En medio del dolor y la indignación, la sociedad michoacana exige algo más que condenas: acciones concretas que garanticen que crímenes como este no vuelvan a repetirse.
Porque detrás de cada víctima, de cada nombre y cada historia, está el anhelo de un México donde la valentía no cueste la vida.