La estructura de la cocina abierta incrementa su amplitud al entrar en conexión con el salón o el comedor. Sin embargo, existe otra superficie que adquiere una relevancia importante en el plano: el recibidor. Es decir, el recibidor y la cocina pueden formar un buen binomio cuando este última está cerca de la puerta principal. ¿Qué ventajas aporta esta composición en relación con el estilo de vida familiar?
Indice
1. La cocina se convierte en el lugar de bienvenida
Un proyecto de reforma tiene en cuenta las propiedades del espacio y su potencial, así como el estilo de vida familiar. Pues bien, una cocina abierta al recibidor se convierte en la protagonista de la convivencia. Es un espacio que destaca por su elevado sentido estético y por su funcionalidad. Está perfectamente equipado para compartir momentos especiales y recibir a los invitados.
2. El recibidor gana en luminosidad
El recibidor y la cocina, aunque son dos espacios muy diferentes, se complementan perfectamente. El primero destaca por sus medidas más reducidas, por ello, se integra en el espacio más amplio de la cocina. Por otra parte, también se alimenta con la iluminación natural que llega desde dicha estancia.
Además, las características de ambos ambientes también contrastan en un matiz principal. El recibidor, como bien sabes, es una zona de paso. La cocina, por el contrario, es el corazón de la casa. De este modo, el hall adquiere un nuevo significado cuando queda integrado en un proyecto de estas características.
3. El espacio abierto multiplica la sensación de amplitud
Es una composición que, cuando se alinea con las expectativas del propietario del inmueble, se percibe como muy práctica. Pero la perspectiva general cambia desde el instante en el que la persona accede al interior de la casa.
Es decir, percibe una imagen panorámica de un entorno que multiplica su sensación de amplitud al carecer de límites perfectamente definidos que establecen un división para enmarcar cada zona. La unión del recibidor y la cocina fusiona dos ambientes diferenciados, pero complementarios.
El recibidor gana en amplitud, perspectiva, profundidad y luminosidad. Por su parte, cuando la cocina se abre a otros rincones del hogar, adquiere un gran sentido estético. Y muestra una mejor versión que se percibe, incluso, desde la puerta principal.
4. Decoración emocional para mejorar la comunicación familiar
La decoración emocional va más allá de la personalización del salón, el comedor o el recibidor. Existen otros ingredientes de inteligencia emocional que pueden estar integrados en el proyecto de creación de un hogar que favorece la comunicación, la conversación, la convivencia, el entendimiento y el bienestar.
No existe ningún tipo de límite visual entre una cocina y un recibidor que están realmente conectados. Este hecho aporta una ventaja significativa en diferentes momentos de la vida familiar. Es un esquema que proporciona un espacio compartido.
5. Una composición muy práctica y elegante
La cocina y el recibidor mantienen la armonía y el equilibrio desde su conexión, pero también desde su diferenciación. Es una composición que transforma la estética del hogar al llegar a casa. En ese caso, el corazón de la vivienda se percibe directamente desde la puerta principal. Aunque, más allá del aspecto visual, la composición final resulta muy práctica en la vida diaria.
Eso no implica que sea un tipo de distribución que resulte viable en todo tipo de inmuebles, puesto que el criterio experto es determinante para emprender una reforma profesional. Tampoco es una idea que se adapte a la rutina de todos los hogares. Sin embargo, sí se posiciona como una propuesta muy atractiva en aquellas casas en las que se programan muchas reuniones familiares y planes con amigos.