En medio de una creciente tensión bilateral en materia de seguridad, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha solicitado de manera firme y pública a las autoridades de Estados Unidos un informe completo y detallado sobre el paradero, estatus legal y presunta colaboración del narcotraficante Ismael “El Mayo” Zambada. Esta exigencia se produce tras una serie de redadas simultáneas en varias ciudades mexicanas, ejecutadas por fuerzas federales en colaboración con inteligencia militar.
Sheinbaum manifestó que la transparencia y la cooperación internacional son pilares fundamentales para lograr avances sostenibles en la lucha contra el narcotráfico, y recalcó que “la omisión de información clave puede representar un retroceso significativo en los esfuerzos compartidos”.
Perfil de Ismael “El Mayo” Zambada: un fantasma operativo
Ismael Zambada García, líder histórico del Cártel de Sinaloa, ha sido durante décadas una figura esquiva para las autoridades de ambos lados de la frontera. A diferencia de Joaquín “El Chapo” Guzmán, Zambada nunca ha sido capturado ni comparecido ante tribunales. Se presume que sigue operando desde la clandestinidad con una estructura de mando descentralizada.
Las agencias de inteligencia mexicanas han detectado patrones operativos que vinculan la reciente ola de violencia en el Pacífico mexicano con células aún leales a Zambada, lo que refuerza la urgencia de esclarecer si existe alguna protección tácita por parte de entidades extranjeras o si se encuentra colaborando como informante bajo acuerdo judicial.
Redadas en puntos estratégicos: un golpe quirúrgico
Durante la madrugada del 10 de julio de 2025, la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano, en coordinación con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), ejecutaron operativos en Sinaloa, Baja California y Sonora. Los objetivos: laboratorios de metanfetamina, casas de seguridad, y centros de logística financiera del Cártel de Sinaloa.
El resultado preliminar:
37 detenidos.
Incautación de más de 2 toneladas de precursores químicos.
Confiscación de 4 millones de dólares en efectivo.
Liberación de seis personas privadas ilegalmente de su libertad.
Los informes de campo revelaron la presencia de tecnología de encriptación avanzada y sistemas de videovigilancia de alta gama, lo cual sugiere asesoría externa o recursos financieros considerables aún activos en la organización.
Implicaciones diplomáticas y relación bilateral
La solicitud de Sheinbaum tiene implicaciones profundas. Desde el inicio de su mandato, ha promovido una política exterior basada en la corresponsabilidad. En este sentido, demandar información a Estados Unidos sobre Zambada no solo es una cuestión de soberanía, sino una estrategia para balancear la narrativa internacional que a menudo responsabiliza a México en solitario del fenómeno del narcotráfico.
En declaraciones recientes, el embajador estadounidense en México expresó disposición a colaborar, pero evitó confirmar o negar la existencia de acuerdos confidenciales con Zambada. Este silencio ha generado tensiones dentro del gabinete mexicano, particularmente entre la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Opinión pública y percepción social
Una encuesta reciente del Instituto Nacional de Opinión Pública (INOP) reveló que el 73% de los mexicanos apoyan la exigencia de transparencia hacia Estados Unidos, mientras que el 64% considera que la captura de Zambada es más simbólica que estratégica.
La narrativa dominante en medios independientes apunta a que la figura del “Mayo” representa una deuda histórica con la justicia, y su situación actual es un termómetro de la verdadera colaboración internacional en materia de crimen organizado.
El reto de la inteligencia compartida
Expertos en seguridad nacional coinciden en que el principal obstáculo en la cooperación México-EE. UU. es la falta de confianza mutua. Las filtraciones, el espionaje interno y los intereses políticos han debilitado los mecanismos de inteligencia compartida.
Si bien existen acuerdos binacionales como la Iniciativa Mérida y el Entendimiento Bicentenario, el caso Zambada pone en tela de juicio su efectividad. La presidencia mexicana ha reiterado que sin información precisa y actualizada sobre actores clave del narcotráfico, los operativos perderán eficacia y legitimidad.
El tiempo de las ambigüedades ha terminado
La administración de Claudia Sheinbaum ha dejado claro que no tolerará ambigüedades ni omisiones en el combate al crimen organizado. Al exigir información a Estados Unidos sobre Zambada, lanza un mensaje contundente: la lucha contra el narcotráfico requiere cooperación real, sin dobles discursos.
México avanza hacia una estrategia de seguridad más robusta, pero necesita respuestas claras de sus aliados. La rendición de cuentas no debe tener fronteras.