En este espacio hablamos en muchas oportunidades de diferentes disfunciones sexuales en hombres y en mujeres, incluyendo los trastornos del deseo sexual. También hicimos referencia, con el correspondiente soporte científico, a que las dificultades sexuales son una fuente de angustia y malestar en la vida cotidiana de muchas parejas que las padecen. Su prevalencia es muy alta, y las estimaciones oscilan entre el 31% y el 50% para los hombres y el 43% y el 77% para las mujeres.
Ahora bien, resulta que muchas de estas dificultades sexuales son subclínicas en la medida en que la intensidad, la persistencia y la duración de los síntomas son insuficientes para cumplir con los criterios diagnósticos de un trastorno sexual. Sin embargo no podemos dejar de prestarles atención ya que, pese a su menor intensidad, estos problemas sexuales pueden causar un malestar significativo en las parejas e incluso derivar en disfunciones sexuales. De hecho los estudios relevados sobre estas dificultades sexuales subclínicas sugieren que las mismas están asociadas negativamente con la satisfacción sexual, tanto en los individuos que informan la dificultad como en sus parejas.
Hoy mencionaremos las variantes de la actividad sexual y su importancia en la satisfacción sexual de las parejas. ¡Acompáñanos!
Estudios relacionados con el tema
En relación con este tema, encontramos un artículo muy interesante en el Journal of Sexual Medicine del año 2018 titulado: “El papel mediador de la conducta sexual en las asociaciones a nivel de evento entre las dificultades sexuales y la satisfacción sexual en parejas recién casadas de sexo mixto”.
El estudio buscó llenar los vacíos teóricos existentes en la literatura científica, al examinar las asociaciones a nivel de evento entre las dificultades sexuales, la variedad de conductas sexuales y la satisfacción sexual en los informes diarios diádicos proporcionados por una muestra de parejas. El trabajo estuvo centrado en la experiencia de baja excitación sexual subjetiva, baja excitación sexual genital y dolor genito-pélvico en parejas de recién casados y de sexo mixto.
La satisfacción sexual de la pareja
Los estudios previos al mencionado muestran que tanto las dificultades sexuales como la satisfacción sexual están asociadas con el comportamiento de la pareja durante la actividad sexual. En particular la frecuencia y la duración del sexo, la duración del juego previo, la duración de los intercambios afectivos post-sexo y -de particular interés para este trabajo- el rango o variedad de las conductas sexuales, se ha demostrado que se correlacionan con el nivel de satisfacción sexual. A la inversa, los estudios transversales han relacionado las dificultades sexuales con una menor frecuencia de sexo y una menor satisfacción sexual. Además, se han informado restricciones en el rango de conductas sexuales tanto para hombres como para mujeres que experimentan dificultades en la excitación sexual y el orgasmo y para las mujeres con dolor genito-pélvico. Por lo tanto, una hipótesis plausible que se intenta probar en el estudio es que las dificultades sexuales de una pareja pueden llevar a restricciones en su variedad de conductas durante la actividad sexual, lo que a su vez puede resultar en una menor satisfacción sexual.
Participaron en el estudio las primeras treinta y cinco parejas que cumplieron con los criterios de inclusión. Los participantes completaron un diario electrónico estandarizado por treinta y cinco días consecutivos con teléfonos inteligentes. En los días en que los participantes habían tenido relaciones sexuales, el diario incluía preguntas sobre su satisfacción sexual, sobre cualquier dificultad sexual y sobre sus conductas durante el sexo. Finalmente, los participantes fueron entrevistados en una sesión final cara a cara una vez que se completó el período del diario.
Conclusiones
A continuación presentamos las conclusiones sobresalientes:
- Las dificultades marcadas con la excitación sexual subjetiva y fisiológica se asociaron significativamente con niveles más bajos de satisfacción sexual para ambos miembros de la pareja.
- El dolor genito-pélvico mayor se asoció significativamente con niveles más bajos de satisfacción sexual para las mujeres pero no en los hombres.
- Las dificultades de los hombres con la excitación sexual subjetiva se asociaron significativamente con los niveles más bajos de satisfacción sexual de su pareja. En la medida en que la baja excitación sexual puede ser interpretada como una falta de atracción física o sexual, es posible que ese componente psicológico se relacione con el malestar de la mujer.
- Una gama más amplia de conductas sexuales durante la actividad sexual de la pareja se asoció significativamente con una mayor satisfacción sexual tanto para los hombres como para las mujeres. Esto va de la mano de lo que plantean los sexólogos que es el concepto de que la creatividad sexual es un recurso erótico fundamental, además de un buen antídoto para evitar el aburrimiento y la monotonía en el erotismo aumentando los niveles de placer compartido.
- Las mayores dificultades con la excitación sexual subjetiva se asociaron significativamente con un rango más restringido de conductas sexuales para hombres y mujeres. Es decir que el malestar psicológico que provocan los problemas de excitación sexual se relaciona con conductas eróticas rutinarias, mecánicas y predecibles, que a su vez perpetúan y quizás agravan el síntoma.
- La frecuencia sexual no se asoció significativamente con el nivel promedio de dificultad sexual lo que sugiere que, aunque los problemas sexuales de los participantes afectaron a su satisfacción sexual, no les llevaron a evitar el sexo por completo. Quizás esto tenga relación con la particularidad de la muestra: parejas recién casadas, con un mayor entusiasmo y niveles de tolerancia a la frustración.
En resumen, los resultados sugieren que en la población estudiada las dificultades sexuales subclínicas desembocan en una menor satisfacción sexual. Los resultados apoyan la relevancia clínica de las intervenciones de terapia sexual y de pareja en estos casos, en particular incluyendo estrategias terapéuticas dirigidas a los tipos y a las variantes de actividades sexuales que las parejas practican.
¡Hasta pronto!
Artículo avalado por Héctor Corredor, Médico Cirujano especialista en Urología con Maestría en Sexología Clínica