Intolerancia a la lactosa: síntomas y tratamiento

Intolerancia a la lactosa: síntomas y tratamiento Intolerancia a la lactosa: síntomas y tratamiento

Cada vez se están detectando más casos de intolerancia a la lactosa, que se define como el azúcar que contienen los productos lácteos y que se digiere a través de la enzima lactasa, que se halla en el intestino delgado y cuya carencia hace que aparezca este trastorno. Una reacción ante su presencia que se manifiesta a través de unos síntomas específicos y para la que conviene ponerse en manos del médico para el tratamiento.

Síntomas

La intolerancia a la lactosa puede mostrarse a través de diversos síntomas. Entre los más comunes se encuentran el dolor y la hinchazón del abdomen, así como la sensación de pesadez en esta parte del cuerpo. También es habitual tener gases diarreas.

Son síntomas que aparecen al comer cualquier lácteo que tenga lactosa, aunque la leche es uno de los productos que más suelen producirlos porque tienen mayor cantidad de este azúcar. En menor medida se perciben los síntomas en el caso de los quesos y de los yogures.

Diagnóstico y tratamiento

La persona que tiene esos síntomas debe acudir al médico para seguir un tratamiento, además de hacer un diagnóstico claro de este trastorno porque puede confundirse con otras patologías como el colon irritable o la celiaquía. No obstante, uno de los mejores métodos para comprobar esta intolerancia es dejar de tomar productos que tengan lactosa para ver si se produce alguna mejoría.

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Además, se puede hacer el test del hidrógeno en aire aspirado con lactosa. Una prueba que se basa en administrar esta sustancia a la persona en ayudas para detectar un incremento de hidrógeno, que es el que producen las bacterias al no absorberse la lactosa.

Otra prueba es el denominado test de tolerancia con el que se analiza el nivel de glucosa tras una toma previa de lactosa, aunque es un método menos preciso. Igualmente, el médico puede creer conveniente hacer otras pruebas como el test de acidez en deposiciones o una biopsia del intestino a través de endoscopia. Los exámenes genéticos también son de ayuda.

Una vez detectada la intolerancia a la lactosa, los primeros pasos que se tienen que seguir es no consumir leche que la contenga. Además, puede ser conveniente suprimir el resto de los lácteos, aunque no tengan este azúcar. Muy importante es seguir las recomendaciones y pautas alimentarias que indique el médico porque hay algunos alimentos que, aunque no son lácteos, incluyen también lactosa.

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