
En 2022, la Federación Internacional del Automóvil anunció la entrada en vigencia de un nuevo reglamento técnico para el Mundial de 2026. Después de cientos de reuniones y búsqueda de acuerdos entra las partes, todo comenzó a encaminarse. Sin embargo, a 11 meses vista de que la normativa salga a pista por primera vez, los problemas se acumulan, especialmente en cuanto al tema de los motores.
El boceto inicial marcó que desde el próximo año las unidades de potencia debían utilizar combustible renovable y que el empuje de los motores de combustión y eléctrico debían ser similares, es decir, la totalidad de la potencia sería otorgada 50-50. El proyecto de nueva motorización fue la que terminó de seducir a Audi para anunciar su ingreso a la Fórmula 1 como equipo integral por primera vez en la historia de la categoría. Pero comenzaron los inconvenientes.
Las marcas proveedoras de motores para 2026 (Ferrari, Mercedes, Audi, Honda y Red Bull, en alianza con Ford) comenzaron a hablar de algunos desajustes. La FIA recogió el guante, tomó la goma de borrar y reescribió parte de la normativa. La potencia pasó de 55% del motor de combustión y 45% del eléctrico.
Pero todavía se deberían realizar más enmiendas. Es que en las pruebas que se están realizando, el inconveniente se encuentra en los problemas que tienen para alcanzar la potencia eléctrica necesaria más allá de unos segundos. Recargar las baterías podría tardar mucho, con lo cual un auto se quedaría con la mitad de la potencia. Por eso, el debate ahora pasa por extender la potencia del impulsor de combustible a 70% u 80%.
En el medio de todo, surgió una idea de Stefano Domenicali, CEO de F1, abrió la caja de Pandora al poner en el tapete el retorno de los motores V10, con combustible sostenible, como la siguiente era de motores, allá para 2031, cuando inicialmente debe vencer el reglamento que nacerá en 2026.
Algunas posturas se plantaron en adelantar el final de la nueva normativa para 2028 y ahí implementar los V10. Otros, con directamente tirar a la papelera de reciclaje al proyecto inicial y continuar con los actuales hasta 2028.
Esta última posición es muy improbable que se tome. Porque los equipos ya gastaron una gran cantidad de dinero en el trabajo para 2026. Audi ya avisó que si se cambian las cartas no jugará el juego y cerrará su programa de F1.
Alpine se quedaría sin motor, porque Mercedes ya avisó que no podría suministrarle los actuales de esta temporada porque ya no está trabajando sobre esas unidades, porque todo apunta al de 2026.
En ese caso, los franceses deberían continuar con el propio de Renault y volver atrás con la decisión de cerrar la planta F1 de Viry. ¿Y Red Bull? Honda se va a Aston Martin. ¿De dónde sacará el equipo de Milton Keynes un motor?
Tirar por la borda el reglamento sería un golpe a las finanzas y una forma de que la FIA aceptara haberse equivocado de cabo a rabo en la normativa elegida. Para contentar a los que quieren la potencia eléctrica, se podría adoptar un KERS (recuperación de energía cinética) para los motores V10.
Todo este berenjenal será tratado este fin de semana en Baréin, donde se reunirán los cinco futuros proveedores de motores y comenzarán a delinear el futuro muy cercano.