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Conoce los juegos indie más representativos de la comunidad LGBTQIA+ de los últimos años

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Conoce los juegos indie más representativos de la comunidad LGBTQIA+ de los últimos años

Para la comunidad LGBTQIA+ y cada uno de sus individuos, el encontrar un espacio de expresión en el mundo gamer es notablemente complejo.

Históricamente, hemos vivido dentro de una zona en la que debemos adaptarnos a la presencia de subtexto que sea representativo o conformarnos con las migajas de representación de títulos de alta y media gama. Pero es el mundo independiente el que ha mostrado a dónde debe aspirar la representación sexodiversa.

Con el paso del tiempo y la expansión de las posibilidades para poder desarrollar y programar videojuegos desde condiciones modestas, una gran cantidad de mentes creativas han puesto manos a la obra para crear el tipo de juegos que desean jugar. Capaces de proporcionar las experiencias personales y grupales que quieren ver en el mundo, además de marcar una ruptura con las ideas generales del medio.

En lugar de migajas, han decidido ofrecer el banquete completo, incluyendo postres y tragos por cuenta de la casa, con videojuegos que hasta el día de hoy se han dado a conocer en el mundo mainstream con una gran recepción de la crítica.

Es importante hacer la aclaratoria que la mayoría de estos títulos, como es norma en el mundo indie, están presentes en PC, por lo que los usuarios de consolas pueden sentirse un tanto alejados del tema, dadas las reticencias de sus compañías para presentar estos juegos. Del mismo modo, estamos conscientes de que cientos de juegos quedarían injustamente fuera de esta lista, pero para facilitar su presentación, evitaremos presentar títulos con contenido sexual explicito o implicito.

Gone Home (Fullbright. 2013)

Una de las historias que se las arregló para ser un éxito sin incorporar violencia, horror, gameplay de agilidad o coordinación. Solo recolectar las pistas de una historia de amor, dolor y esperanza. Tomamos el rol de Kaitlin Greenbriar, una joven de 21 años que regresa a su hogar familiar tras estudiar en el extranjero.

Inesperadamente descubre que sus padres y su hermana Samantha ya no están en la casa, con solo una serie de crípticas pistas sobre dónde se encuentra su familia. Podría predecirse una historia de horror con esta premisa, pero lo que tenemos entre manos es el relato del amor floreciente entre Samantha y su compañera de clases Lonnie.

A través de los relatos de su diario somos testigos de como Samantha desarrolla su amor por Lonnie y de cómo lidian con su entorno al establecerse como pareja a mediados de los años 90. Con una historia sorprendentemente esperanzadora, Gone Home se convirtió en uno de los títulos indie mejor recordados del mundo, con lanzamientos a consolas de la generación actual.

Undertale (Toby Fox. 2015)

Es difícil pensar en un título que se saltara todas las temáticas de moda de la industria y haya podido ser tan memorable como lo ha sido Undertale, todavía permaneciendo en la mente de millones de personas hasta la fecha.

La representación sexodiversa en este juego está, para muchos, limitada al personaje de Undyne, la guardiana abiertamente lesbiana que manifiesta su interés romántico con otra chica de su reino. Pero esta no es la única representación que tenemos en este título.

“El humano” al que llevamos en esta aventura es la epítome de la representación no binarie. Nunca se expresa en ningún momento si tiene o no un género definido o si se identifica de alguna manera, utilizando calificativos como “the kid” o incluso el nombre de su versión oscura, Frisk.

2064: Read Only Memories (MidBoss. 2015)

¿Qué ocurre cuando una distopía cyberpunk apunta en una dirección hacia la aceptación positiva de la diversidad? este es el escenario de Neo- San Francisco en 2064: Read Only Memories.

Un título de detectives que emula a juegos clásicos de PC y NES, nos coloca en un mundo altamente tecnológico donde cada vez más seres humanos están aplicándose implantes y mejoras a sus cuerpos. Además, las inteligencias artificiales están dando saltos agigantados hacia la autonomía.

Buscando resolver un asesinato con relaciones personales con el protagonista, con la ayuda del adorable Turing, somos testigos de un mundo plenamente abierto en el que tenemos la posibilidad tanto de elegir nuestros propios pronombres como conocer, interactuar y ver a una sociedad sexodiversa viviendo sus vidas a plenitud. Un juego imperdible para quienes se quedaron cortos con la representación de Cyberpunk 2077.

VA-11 Hall-A: Cyberpunk Bartender Action (Sukeban Games. 2016)

Un viaje a un terreno familiar para las personas sexodiversas es sin duda el mundo de las distopías cyberpunk. Pero en lugar de un juego de sobredimensionado presupuesto y terribles resultados, VA-11 Hall-A: Cyberpunk Bartender Action nos ofrece tragos y compañía para ahogar nuestras penas.

Como la camarera del bar VA-11 Hall-A, llamada Jill, tendremos una simulación de trabajo diario en un servicio directo con clientela muy colorida con la que nuestras interacciones serán fundamentales para seguir las múltiples rutas de este título. El romance esta incluido en estas opciones, donde queda de manifiesto la bisexualidad de Jill a la hora de acercarse a la persona que nos interese.

Ideal para amantes de la estética cyberpunk, el anime y los títulos de simulación de vida diaria, especialmente ahora que vivimos en una auténtica distopía cyberpunk.

LongStory (Bloom Digital Media. 2017)

La escuela secundaria nunca fue sencilla, pero en LongStory se hace más compleja al tener que resolver un misterio de una persona desaparecida mientras encontramos el amor. Un título que nos permite tomar los pronombres y descripción que deseemos, así como encontrar el amor en cualquiera de nuestros compañeros.

Abiertamente dirigido a jóvenes LGBTQIA+ que quieren una historia que los represente, en LongStory no se guardan nada en cuanto a cada espectro posible de explorar la diversidad en los años formativos. Un enfoque al que pocos llegan en la industria y todavía menos son capaces de hacer correctamente.

Celeste (Matt Makes Games. 2018)

Si Undertale fue capaz de romper barreras y hacerse memorable, Celeste es el título que hizo temblar a las compañías grandes de la industria como ningún otro hasta la fecha. Un indie que desafió los pronósticos y quedó como uno de los mejores juegos del año 2018.

Celeste narra la historia de una joven llamada Madeline mientras intenta escalar la Montaña Celeste, una montaña ficticia en el oeste de Canadá que aparentemente posee el poder de manifestar la confusión interna y el verdadero yo en la realidad. Esto se manifiesta con la presencia de ataques de pánico y momentos de depresión que vive la protagonista durante cada escenario del título de plataformas.

Si la historia y el gameplay no fueron suficientes, la confirmación final de que muchos de los dilemas de Madeline provenían de episodios en su transición de género lo convirtieron en un juego con un sorprendente giro. Unido directamente al viaje que tuvo Maddy Throson, quien salió del closet como persona no binarie y confirmó que Madeline es una mujer trans canónicamente.

Mainichi (Mattie Brice. 2012)

No puede pedirse un juego más sencillo y directo que este. Mainichi (traducido del japonés como “cada día”) es un juego minimalista que narra un día común en la vida de una persona transgénero en la sociedad actual. La protagonista es una mujer trans de color que tiene planeada una salida con sus amistades por un café.

Sus actividades disponibles van en función a esta salida, empezando con el tiempo libre que tiene antes de que se dé la cita y las consecuencias de cada una de sus decisiones a medida que avanza el día, para bien o para mal. Un realismo tan elevado que al verse en un formato tan reducido, nos hace ver las verdaderas posibilidades del gaming y como nuestro único límite está en nuestra imaginación.

Siendo esta tan solo una muestra de lo que la comunidad LGBTQIA+ es capaz de ofrecer al mundo de los videojuegos, existen muchas más opciones que exploran toda clase de expresiones y sentimientos de mentes creativas sin ser arrastradas a un abismo creativo por decisiones corporativas.

Una demostración de lo que se puede y se debe exigir como representación real de la diversidad. No es solo llenarse de arcoíris en el mes del Orgullo, sino conocer percibir el poder de las historias creadas por autores que viven esta vida.